Galarleiz, primera maratón alpina en realizarse en España. Sin duda una referencia para los maratonianos alpinos en carrera a pie y MTB.
Una carrera organizada principalmente por Pedro Galarza, todo un amante de la carrera a pie, con numerosas maratones a su espalda, incluida la de NY.
Recuerdo, cuando oía hablar de la Galarleiz, como toda una prueba de supervivencia, un reto personal en el que se conectan fuerza, resistencia y mente. Y no se confundían….
La salida cobra una dimensión espectacular que hace que se te erice la piel, nunca veras una línea de salida tan larga. Una primera parrilla en la campa formada por cincuenta personas, seguida por otras doscientas o trescientas dispuestas a conseguir las primeras posiciones a la salida de la campa, antes de llegar a un camino de apenas cuatro metros de anchura. Cuando te colocas en la salida solo piensas en la caída monumental que se formará.
Sin embargo rara es la vez que se forman caídas.
Sin embargo rara es la vez que se forman caídas.
Un ejército de BIKERs rueda a lo largo de un kilómetro en el que continuamente se producen adelantamientos hasta el comienzo de la verdadera Galarleiz, el comienzo de la cuesta del Zalama, una cuesta de 7km en la que solo los primeros treinta participantes son capaces de subirla completamente montados sobre sus bicis, tardando cerca de 45 minutos. El Zalama hace la primera selección natural, donde aquellos que nunca habían afrontado la Galarleiz y montan con poca asiduidad, se dan cuenta de que requiere una gran preparación.
La bajada del Zalama no es menos difícil, lo que un primer momento parece ser una bajada en campa, esconde una turbera repleta de agujeros convirtiéndola en una bajada muy peligrosa. Por delante doce durísimas cimas, algunas de ellas imposibles de subir montados sobre las bicis ni para los más profesionales de las primeras posiciones.
En el tercio final de la prueba, cuando las piernas hace ya tiempo que te pidieron una tregua, se acerca la histórica cumbre del Kolitza, en este punto los participantes son arropados por un público que vive esta prueba.
Desde aquí descendemos hacia la antigua llegada de Otzaran, es aquí donde te dices” ya casi estamos”, pero nada más lejos de la realidad. Tras cruzar la carretera, se abren las puertas al infierno un infierno con nombre y apellido San Martintxu. Aquí es donde los que en su día se dejaron 9.000 € en una bici de 8.5kg se dan cuenta de su gran inversión, ya que en esta “pared” pesan hasta las gotas de sudor. Si creías tener algo de fuerzas guardadas, San Martintxu se hará con ellas.
A partir de ahí y tras unos cuantos sub-baja, llega la gloria, llega la META.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario