Entrenando bajo copos

23:15 de la noche, me calzo mis zapatillas, mallas piratas, térmico y con las piernas bien embadurnadas de crema calentadora salgo por el portal dispuesto a realizar, como cada día, mi entrenamiento nocturno. Miro al cielo y unos tímidos copos caen sobre las calles de Amorebieta, frente a mí, en la rotunda soledad, un rezagado transeúnte me mira con cara de asombro como pensando…”a donde irá este con este frio”. Por delante una hora de entreno corriendo con sus cambios de ritmo. En mis primeros metros, paso frente a la farmacia y el termómetro marca 3º y entonces  recuerdo lo canutas que las pasé en la duatlón de Pesquera. Pero qué gozada! Silencio absoluto y nieva sobre mi cabeza que gozada de entrenamiento. Sobre la media hora y tras 7Km paso por una poza que me deja sin sensibilidad el dedo  grande del pie izquierdo, pero me da igual, estoy disfrutando a lo grande. Muchos dirán que estoy loco, pero les diré una cosa, tuve un gran maestro, uno de los mejores ciclistas y entrenadores de la historia, José Andrés González. No busquéis en los libros, que no viene, está en mis recuerdos. El es mi abuelo “Titere” y el sí que fue un ciclista con garra. Aun de vez en cuando, me cuenta cómo se las arreglaban para poder ser ciclistas en época de posguerra, cuando muchos ni siquiera tenían para comer y después de currar durante todo el día aun tenían ilusión por andar en bici, menudas peripecias las suyas…. Y es que tuve un gran maestro que me inculco la pasión por la bici y el sacrificio. Con gran pasión siendo niños, nos dejaba sus equipaciones del KAS y nos pintaba unos dorsales para que diésemos vueltas por la Magdalena, el barrio donde vivía entonces. Después crecí viendo las carreras de mi tío Javier y muchos de mis primos y hasta mi padrino son ciclistas, así que como iba a salir yo futbolista? Además mis dos amigos de toda la vida, Angel y Eder siempre han sido amantes del deporte en su versión más loca, cuanta más loca era la idea, más les motivaba y así a día de hoy mientras  las demás mentes descansan en sus hogares, la mía se activa bajo esta nieve en la oscura y fría noche. Sí, un tanto atípico puede ser, pero me hace sentirme más fuerte entrenar en estas condiciones y disfruto a lo grande, puede que por eso sea un Mindundi. Puede que algún año de estos disfrute de la oscuridad compitiendo en algún raid de aventura con mi gran equipo, ojala! Hasta entonces me conformare con lo de cada noche.

  Zunbeltz bardeci (Mindundi TEAM)